Amenizando las esperas.

Es por todos sabido que las esperas a las águila reales y otras grandes rapaces suelen ser arduas no solo porque las condiciones meteorológicas sean duras sino porque además en sus escarpados territorios en ocasiones la fauna es escasa y muy recatada precisamente por el recelo que suscita la presencia de estos poderosos depredadores.
Estar horas sin ver un solo ser vivo digno de atención es bastante duro y desmoralizante pero lo cierto es que en ocasiones uno se ve sorprendido por animales que jamás esperaba encontrar por allí y el encuentro llena de satisfacción y rompe la monotonía de la sesión.
Como curiosidad, comentar que el zorro parece haberse hecho visitante asiduo y nos ha perdido el respeto tanto al macho del águila como a mí aunque cuando viene la poderosa hembra, el zorro corre y desaparece no volviendo a aparecer por la zona mientras ella permanezca por allí posada.